Prosalus es una ONGD que trabaja desde 1985 por la promoción de la salud en Bolivia, Perú y Mozambique. Partimos de la convicción de que cualquier persona, por el hecho de serlo e independientemente de su raza, credo, sexo, nacionalidad, lugar de residencia, estado civil o cualquier otra circunstancia, tiene un conjunto de derechos que son universales, inviolables e inalienables, entre los que se encuentran el derecho humano a la salud, a la alimentación y al agua.



1 ago 2010

Equidad versus inequidad en salud

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Para lograr ese estado, las personas precisamos de atención médica y también de unos determinados factores socioeconómicos que repercuten en nuestra salud: como la alimentación y nutrición, el acceso a agua segura y saneamiento adecuado, una vivienda saludable, condiciones de trabajo adecuadas o medio ambiente sano... Estos factores son los determinantes sociales de la salud,

Una ecuación peligrosa
La exclusión social está relacionada estrechamente con la pobreza, como lo está también con el racismo, la discriminación, la estigmatización y el desempleo. Ser excluido de la vida social causa peor salud y riesgos más elevados de padecer una muerte prematura. Por tanto, la pobreza es un factor de riesgo para la salud.  Los datos muestran que, en general, cuanto más baja es la situación socioeconómica de una persona, peor salud tiene. Se trata de un fenómeno mundial, observable en los países de ingresos altos, medianos y bajos.

Por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil es de 2 por 1.000 nacidos vivos en Islandia, y de más de 120 por 1.000 nacidos vivos en Mozambique; o el riesgo de muerte materna es de sólo 1 por cada 17.400 mujeres en Suecia, pero de 1 por cada 8 en Afganistán. Pero estas inequidades no sólo se dan entre países, sino también en el interior de un mismo país. En Bolivia, la tasa de mortalidad infantil de los bebés de madres que no han cursado estudios supera los 100 por 1.000 nacidos vivos, mientras que la de los bebés de madres que han cursado por lo menos estudios secundarios es inferior a 40 por 1.000 nacidos vivos.

La equidad sanitaria busca reducir las diferencias en el estado actual de la salud, así como asegurar la igualdad de oportunidades y proporcionar los medios que permitan a toda la población desarrollar al máximo su salud potencial. La salud no es un producto comercial. Se trata de un derecho de los seres humanos y de un deber del sector público. Hay tres cuestiones importantes que están relacionadas entre sí:

La prestación de tales bienes sociales esenciales ha de estar regida por el sector público y no por la ley del mercado. La experiencia muestra que la comercialización de bienes sociales esenciales, tales como la educación y la atención médica, genera inequidad sanitaria.

• El sector público ha de tomar las riendas para poder garantizar una reglamentación nacional e internacional eficaz de los productos, actividades y circunstancias que perjudican la salud o generan desigualdades sanitarias.

• Por último y en estrecha relación con los dos elementos anteriores, los efectos en la equidad sanitaria de todas las políticas formuladas y de la regulación del mercado deben evaluarse de forma periódica. Esta práctica debe institucionalizarse internacionalmente y a lo interno de los países.

No hay comentarios:

Publicar un comentario