Prosalus es una ONGD que trabaja desde 1985 por la promoción de la salud en Bolivia, Perú y Mozambique. Partimos de la convicción de que cualquier persona, por el hecho de serlo e independientemente de su raza, credo, sexo, nacionalidad, lugar de residencia, estado civil o cualquier otra circunstancia, tiene un conjunto de derechos que son universales, inviolables e inalienables, entre los que se encuentran el derecho humano a la salud, a la alimentación y al agua.



2 nov 2012

Difícil imaginar qué es el hambre


Por Marcela Medina

Mapa mundial según la población en situación de hambre. Worldmapper
 
José Mª Medina presentó el pasado jueves, 25 de octubre, el folleto “Hambre de justicia”, en el que se dan pautas de actuación personal para contribuir a la reducción del hambre en el mundo. El director de Prosalus fue invitado con motivo del inicio del año pastoral en la parroquia de San Alfonso, cuyo enfoque se cimentaba en la importancia de la justicia.

Como el primer paso consiste en estar informado, José Mª Medina nos introdujo la problemática del hambre, que, como bien nos dijo, es difícil de imaginar si uno no ha estado ante esta situación. Para que fuese más fácil comprender la magnitud del problema, proyectó una imagen del mapa mundial según la población en situación de hambre en el año 2000 que resulta muy impactante.

Una vez dadas unas pinceladas generales, fue planteándonos los diferentes compromisos con los que nos podemos unir a la lucha contra el hambre: ejerciendo el derecho a voto de forma activa (indagando en las políticas de cooperación internacional de los diferentes partidos y ejerciendo presión sobre la clase política), averiguando en qué invierte nuestros ahorros nuestra entidad bancaria (cerciorarse de que nuestro dinero no está financiando armamento ni especulación alimentaria), siendo conscientes de que nuestro estilo de consumo tiene repercusiones globales por lo que hay que seguir una dieta sostenible (más rica en cereales, vegetales y frutas, y menos intensiva en carne y productos de aves de corral; ya que con las materias primas con las que se obtiene un kilo de carne de vacuno, se podrían obtener 16 kilos de cereal), comprando únicamente aquellos alimentos que vayamos a consumir y que, preferiblemente, sean de producción local; apostar por el comercio justo con gestos tan sencillos como el consumo de café, azúcar y cacao (tres alimentos con los que se especula sin ningún tipo de regulación); por último, podemos convertirnos en activistas solidarios (colaborando con campañas, actuando como difusores entre amigos y redes sociales…).

Tras una hora escuchando todo este torrente de cifras y datos, es comprensible que el cuerpo se nos quede cortado y que la indignación nos fluya por las venas. La cuestión es si al salir a cenar fuera nos seguiremos acordando de que el modelo Mc Donald’s no es el más recomendable para el mundo, o si al ir a depositar nuestro dinero en el banco prestaremos más atención a dónde van a parar nuestros ahorros y no a la tajada que podemos sacar.

Es muy importante que tomemos conciencia del problema, si bien es cierto que esto no sirve de nada si no tomamos acción. Estos compromisos conllevan un pequeño sacrificio y es posible que en alguna ocasión nos desmoronemos y pensemos que no vamos a cambiar el mundo, pero como ya dijo Gandhi: “Casi todo lo que realice es insignificante, pero es muy importante que lo haga”.

Toda la reflexión está disponible en el folleto “Hambre de justicia”, que se puede descargar desde la web www.derechoalimentacion.org

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