Prosalus es una ONGD que trabaja desde 1985 por la promoción de la salud en Bolivia, Perú y Mozambique. Partimos de la convicción de que cualquier persona, por el hecho de serlo e independientemente de su raza, credo, sexo, nacionalidad, lugar de residencia, estado civil o cualquier otra circunstancia, tiene un conjunto de derechos que son universales, inviolables e inalienables, entre los que se encuentran el derecho humano a la salud, a la alimentación y al agua.



20 ene 2012

Potosí bien vale unas prisas

Diálogo abierto por Alejandro Angulo

Al nombrar a la ciudad de Potosí muchos pensarán en ella como la “Cuna del Charango” pero más allá de este apelativo musico-luthieriano Potosí es una ciudad histórica y buen reflejo de cierto período de la historia de este continente.

La historia de Potosí está vinculada a la del “Cerro Rico”, montaña piramidal visible desde cualquier punto de la ciudad y causante de la fundación de la urbe. El “Cerro Rico” una vez estuvo lleno de plata, tanta plata que los exagerados del lugar decían que con toda la que los indios sacaron para “dársela” a los españoles se podría haber construido un puente que cruzase el Atlántico. Tanta plata que hizo que Potosí fuese en su momento la ciudad más poblada del mundo gracias a los indios desplazados aquí para morir en sus minas y a los españoles que se mudaban a la ciudad, atraídos por el valor del Potosí. Hoy en día el cerro, además de un tétrico reclamo turístico, sigue trabajándose en condiciones parecidas a las de entonces por lo que tiene más agujeros que un calcetín viejo. Parece que los potosinos se han propuesto seguir su labor hasta que el cerro se derrumbe. Veremos si lo logran.

La huella española es palpable en la arquitectura de la ciudad, repleta de iglesias de fachadas barrocas. Fachadas adornadas con algunos elementos que dejan intuir quienes eran los verdaderos constructores de estas esculturas: en muchas iglesias, junto a la iconografía cristiana, se puede encontrar uno con elementos naturales, sirenas, con rostros claramente autóctonos, y con Inti y Quilla (dioses del Sol y Luna, no precisamente de la Iglesia de Roma).

En comparación con Sucre, Potosí está loca. Una ciudad dispuesta en una única cuesta, con calles estrechas que dificultan el tránsito de los peatones ensordecidos por los coches que pitan a cada cruce, vehículo, persona u objeto susceptible de moverse de modo inesperado. A mí personalmente me ha costado acostumbrarme a ser objeto de bocinazos a cada paso.

Al igual que la anterior vez que estuve aquí, la salida de Potosí ha sido apresurada. Ante la necesidad de llegar a Cochabamba tuvimos que salir pitando (en sentido figurado y literal) para evitar posibles paros en las carreteras. Conviene matizar que en Bolivia todo conflicto social es resuelto por los afectados cortando las carreteras que comuniquen un departamento con otro. Así, otra vez abandoné Potosí corriendo. Una ciudad histórica, la tercera más alta del mundo, cuyas duras condiciones y su caos reflejan con fidelidad la realidad y pasado de Bolivia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario