La
microcuenca del río Chotano es considerada como una de las más pobres del
distrito y provincia de Cutervo–Cajamarca, en Perú. Este es uno de los cinco departamentos
más pobres del país, donde el 22% de los menores de 5 años sufren desnutrición
infantil y donde el índice de analfabetismo es del 10,4%, con mayor incidencia
en mujeres de entre 15 y 45 años.
Con estos
indicadores, Prosalus y la organización
peruana ESCAES ponen en marcha el proyecto de fortalecimiento de la gestión
productiva y económica en la Microcuenca de Chotano, que cuenta con
financiación de la Obra Social “La Caixa”. El proyecto tendrá una duración
de 48 meses, que dará comienzo a partir del 1 de julio.
El objetivo
del proyecto es mejorar las condiciones de vida y de seguridad alimentaria de
la población de la microcuenca del río Chotano, fortaleciendo la gestión
productiva y económica de los pequeños productores y productoras para reforzar
de forma sostenible su seguridad alimentaria y nutricional, la cobertura de sus
necesidades básicas y el acceso al mercado. Para ello se prevé incorporar mejoras técnicas para el desarrollo
productivo de los cultivos con enfoque agroecológico y promover procesos de manufactura para que estos productos puedan
acceder al mercado. Además, se trabajará en la sensibilización de las
autoridades y de la sociedad civil sobre el derecho a la alimentación y el
papel primordial que tiene la agricultura familiar en la seguridad alimentaria
y nutricional.
Este proyecto
trabajará con 150 familias campesinas, más de 800 personas, principalmente
jóvenes y mujeres como agentes de cambio fundamental y de transición hacia un
nuevo liderazgo comunal en las familias andinas, para lo que contará con la
participación activa de las autoridades locales. Se pretende, también, formar 5 asociaciones de producción, almacenamiento,
transformación y comercialización de productos agropecuarios; mejorar la
gestión de la producción de frijol y maíz para consumo humano y su inserción
competitiva en el mercado.
El conjunto
de estas acciones permitirá revalorizar la actividad agrícola, ver en ella un
medio sostenible de vida, garantizar la seguridad alimentaria de las
comunidades y poder frenar en el medio y largo plazo aquellos procesos
migratorios basados en la falta de oportunidades.