Diálogo abierto, por Bárbara Pozo.
Hay una imagen que se repite en muchos países y que recientemente he comprobado que también se da en Namibia. De nuevo es algo relacionado con el trabajo, pero en este caso referido a las condiciones laborales de miles de trabajadores. Es una imagen que puede pasar desapercibida, puesto que forma parte de la cotidianeidad, pero que si se analiza resulta indignante: las grandes empresas acuden a los barrios humildes de las ciudades para recoger a los trabajadores que sacarán adelante sus negocios (hasta aquí todo bien) y les trasladan a sus puestos de trabajo en camiones. CLIC, aquí está la imagen.
Las personas son trasladadas amontonadas, de pie, a menudo a cielo abierto, como si fueran ganado, a los lugares donde tendrán que desarrollar una actividad de la que ellos obtendrán un pequeño beneficio (salario) y de la que otros sacarán grandes riquezas.
Y no quiero pararme a recordar las condiciones en las que luego desarrollarán sus tareas porque es algo largamente comentado y escasamente mejorado. Sólo quiero que nos paremos a imaginar esa situación de nuevo injusta y denunciable. Esta imagen puede dar pie a infinidad de cuestionamientos que girarían en torno a la siguiente pregunta: ¿realmente ha sido abolida la esclavitud?