Prosalus es una ONGD que trabaja desde 1985 por la promoción de la salud en Bolivia, Perú y Mozambique. Partimos de la convicción de que cualquier persona, por el hecho de serlo e independientemente de su raza, credo, sexo, nacionalidad, lugar de residencia, estado civil o cualquier otra circunstancia, tiene un conjunto de derechos que son universales, inviolables e inalienables, entre los que se encuentran el derecho humano a la salud, a la alimentación y al agua.



12 abr 2011

Crónica de un viaje caleidoscópico

Por María Jesús Abellán

Esta es la tercera vez que comienzo a redactar esta crónica. La crónica del viaje a Mozambique ha pasado por dos intentos fallidos y sólo ahora veo por qué: esto nunca podrá ser una crónica porque son muchas, decenas de ellas que saltan sobre el teclado cada vez que intento darle forma…. Ahora veo que estaba buscando algo muy complicado, porque ponerle letras a este viaje es hacer una crónica sobre un país fascinante con una naturaleza arrolladora; una crónica sobre el abrazo de un niño sin familia; otra sobre la lucha de un pueblo por la vida y la dignidad; otra sobre la alegría de encontrar un maravilloso compañero de viaje y la belleza de conocerse y reconocerse por azar; una crónica sobre varias superaciones personales; otra más sobre los ojos, el pelo, el tacto, el olor, el peso, levísimo, de una niña de quince meses sin madre y sin comida; una crónica sobre un proyecto cuyo alcance, tan grande, tan extenso, tan bueno, apenas he podido llegar a vislumbrar o una crónica sobre una mujer llamada Quiteria que hablaría sobre la fuerza de una voluntad firme, sobre la certeza de unas convicciones, sobre la autoridad que nace del respeto, sobre una lucha, una lucha que muta, aprende, renace, se reinventa y siempre, siempre continúa.

Una crónica sobre el abrazo de un niño. Sobre el abrazo de 140 pares de ojos de niños huérfanos. Sobre unos besos de buenas noches que no se daban al aire sino con mucha piel y mucha alma. Pero sobre todo una crónica sobre el abrazo de Hugo que te abrazaba tan fuerte el corazón. Seguramente en sus 10 años ha vivido cosas que yo no puedo ni imaginar, pero en su sonrisa cabe toda la luz del mundo, todo lo bueno que pueda quedar en el mundo cabe en sus ojos, en su determinación, tan valiente, de buscar y pedir y agarrar con fuerza todo el cariño que la vida le debe.

Supongo que sería esta una crónica de crónicas porque son tantas sensaciones las que convoca esta vivencia… No es habitual que alguien demande abiertamente nuestro cariño, y mucho menos que lo haga alguien desconocido. No es habitual entrar en una sala y pensar que te rodean 140 niños sin familia. Pensar en sus vidas te confronta con la tuya, relativizas cosas. Recibir cariño, dar cariño, entrar sin miedo en el alocado y maravilloso trueque de amor espontáneo es un cóctel de muchas cosas pero, sobre todo, un retorno necesario a la verdad más esencial de la vida.

Una crónica sobre la lucha por la vida y la dignidad. Sobre un pueblo que ha conseguido organizarse, tener un cuerpo, una voz, unos brazos, unas manos fuertes que llevan a sus hijos a las escuelas para que tengan una educación preescolar, que forman a sus mujeres para que sus hijos no mueran, que enseñan con orgullo las instalaciones, las actividades, la vida que han construido paso a paso todos juntos. El motor de una esperanza que está aún en pañales pero viva. El camino será duro, tendrán que crecer más como sociedad, fortalecer sus instituciones, lograr la implicación del gobierno, tomar las riendas de lo que se ha iniciado… Palabras muy grandes para un pueblo que viene de un pasado tan precario y de unas manos muy vacías. Seguramente sus tiempos no serán los nuestros, porque su historia no es la nuestra, pero estoy segura de que lo conseguirán y de que es enormemente ilusionante poder acompañarles en el camino.

Una crónica sobre una mujer. Sobre veinte años de determinación. Sobre llenar un salón de 200 metros con un cuerpo menudo y una voz callada. La autoridad que nace del respeto. El amor que debe hacerse firmeza para encaminar a los que nunca han tenido camino. Y la voluntad que no descansa, el deseo que no cesa, la lucha continua para que la educación y la salud y la vida y la esperanza y el futuro lleguen y se queden para siempre.

Una crónica sobre un proyecto. Sobre Casa do Gaiato. Aparentemente un orfanato en África. Aparentemente. En la realidad, una escuela de disciplina, unas instalaciones cuidadas y completas, un vivero de semillas, una biblioteca, unos árboles plantados desafiando la superstición, escuelas preescolares, educación nutricional, control sanitario, taller de artesanía, carpintería, autobuses escolares, educación de adultos y una fuente de riego: una mancha de aceite esperanzado que se extiende y se ramifica y se derrama con paso firme por pueblos y aldeas. A su paso quedan muchas cosas tangibles y otras que no se tocan: la ojos ilusionados del que ha visto nacer algo que muchas veces pareció imposible; ejemplos de superación que arrastran a otros; personas que han encontrado una motivación, un camino… Quizás una burbuja. Quizás un grano de arena en el desierto. Pero quizás también el germen de algo que, con la ayuda adecuada, puede llegar a ser grande, puede ser la pieza que complete y arranque el engranaje de un motor imparable: un pueblo organizado que sea capaz de salir al encuentro de su propio futuro.

Y una crónica sobre la alegría. Una crónica para dar las gracias a todos los que han hecho posible este regalo, el privilegio de vivir y sentir esta semana. Gracias por dejar que me asomara, que me implicara, que compartiera durante unos días la dinámica de un trabajo formidable. Gracias a Prosalus, a José María, a Mar, a Manu, a Casa do Gaiato, a la hermana Quiteria, a María José, a la tía Carmen, a Moisés… GRACIAS.

1 comentario:

  1. Hola Maria Jesús, soy Jonathan, un periodista que acaba de volver de Massca después de 20 días conviviendo con los Gaiatos y conociendo todos los proyectos que se desarrollan en la aldea y sus vecinas. Tus palabras son preciosas y resumen a la perfección todo lo que he vivido estos días. No puedo dejar de llorar... GRACIAS POR COMPARTIRLO!

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