Prosalus es una ONGD que trabaja desde 1985 por la promoción de la salud en Bolivia, Perú y Mozambique. Partimos de la convicción de que cualquier persona, por el hecho de serlo e independientemente de su raza, credo, sexo, nacionalidad, lugar de residencia, estado civil o cualquier otra circunstancia, tiene un conjunto de derechos que son universales, inviolables e inalienables, entre los que se encuentran el derecho humano a la salud, a la alimentación y al agua.



10 nov 2011

Hablemos de desigualdad

Diálogo abierto, por Bárbara Pozo

Namibia es considerado por el Banco Mundial como un país de renta media alta. Por ese motivo no es prioritario para la cooperación internacional y son pocas las agencias de desarrollo que llevan a cabo proyectos sociales en el país. De hecho, si uno aterriza en Windhoek, la capital, y no tiene la oportunidad de darse un paseo por el barrio de Katutura, podría pensar que se encuentra en cualquier país europeo y que, efectivamente, Namibia es “la Alemania del África del Sur”.

Sin embargo, es preciso acudir a otro indicador que es muy revelador: el índice de GINI. Este indicador fue ideado por un sociólogo italiano con el objetivo de medir la distribución desigual de la renta de un determinado grupo, en el que puede darse el caso de que uno tenga todos los ingresos (cantidades inimaginables) y los demás no tengan nada, por lo que la media podría ofrecer un dato engañoso. La formulación del índice de GINI es un porcentaje que va de 0 a 1, de manera que 0 es poca desigualdad y 1 es el máximo de desigualdad posible (uno tiene mucho y el resto no tiene nada).

Bueno, pues este es el caso de Namibia, que en la actualidad ostenta el índice de GINI más alto del mundo: 0,743, según el Informe de Desarrollo Humano del año 2010. España, por ejemplo, tiene un índice de GINI de 0,347; Perú de 0,496; Bolivia de 0,582; y Mozambique de 0,471.

Algunas conclusiones del Informe del PNUD del año 2010 respecto a este tema (http://economy.blogs.ie.edu/archives/tag/indice-de-gini) son muy reveladoras y dan una idea de la importancia de tener en cuenta este indicador a la hora de establecer prioridades geográficas en la cooperación al desarrollo.

Pero, volviendo a Namibia, estos son algunos de los datos que se recogen en el último Análisis de País elaborado por NNUU en octubre 2011 y que nos permiten entender qué es lo que hay de verdad en esta “Alemania del África del Sur” y confirmar, una vez más, que no todo lo que reluce es oro. Por ejemplo, la esperanza de vida al nacer es de 48 años en los hombres y de 55 en las mujeres; la mortalidad materna, por cada 100.000 nacidos vivos, es de 449; la mortalidad infantil (por cada 1.000 nacidos vivos) es de 31; la mortalidad de menores de 5 años (por cada 1.000 nacidos vivos), de 48; la prevalencia de VIH (porcentaje de población entre 15 y 49 años) se sitúa en el 13,1%; y la tasa de desempleo en el 52,2%.

Lo dicho, que no es oro todo lo que reluce.

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